No hay algo mas horrendo e imperdonable que romperle el corazón a un padre y una madre ¡mas aún! viniendo de un hijo.... pero nadie amó mas a Abel que su propio hermano Caín... arrepentido en lo mas hondo de su corazón por no haber encontrado otra forma de que su hermano se desprendiera de esa terrible esclavitud, llamada religión... donde Abel asumió toda la culpabilidad ante los sucesos en el gran Edén, donde el preferido de Abel asume todas las características humanas, en este Edén que todos somos Caín y Abel.
Donde Caín confesaba... te debo cuanto soy: gracia, envidia, resentimiento, odio y frustración. En que lo peor de nosotros mantiene el mundo en marcha, y la ira es un don, porque a veces nosotros no necesitamos de un Dios, mas bien de un demonio... pero de quién demonios sean las sonrisas, derrochadas al igual que mercancías baratas; mientras levantas el mundo de tu obra minuciosa de dolor, y nos hacemos daños unos a otros, amándonos a ciega, con torpes pasos...
Yo soy esa pregunta incómoda y su horrible respuesta a la vez; besanos en la boca muchedumbre y esfumate, que estamos siempre solos y no somos felices. Gracias angustia, gracia amargura por la memoria que jamás se borrará; gracias mi Dios por dejar a tu hijo Caín en el Edén... pues nunca envidié a mi hermano Abel, pues nunca había querido para él esa satisfacción resignada y sumisa, pues solo quería para mi hermano su propia libertad ... porque el hombre mata lo que ama, el valiente mata con una espada y el cobarde mata con un beso.
Donde Caín confesaba... te debo cuanto soy: gracia, envidia, resentimiento, odio y frustración. En que lo peor de nosotros mantiene el mundo en marcha, y la ira es un don, porque a veces nosotros no necesitamos de un Dios, mas bien de un demonio... pero de quién demonios sean las sonrisas, derrochadas al igual que mercancías baratas; mientras levantas el mundo de tu obra minuciosa de dolor, y nos hacemos daños unos a otros, amándonos a ciega, con torpes pasos...
Yo soy esa pregunta incómoda y su horrible respuesta a la vez; besanos en la boca muchedumbre y esfumate, que estamos siempre solos y no somos felices. Gracias angustia, gracia amargura por la memoria que jamás se borrará; gracias mi Dios por dejar a tu hijo Caín en el Edén... pues nunca envidié a mi hermano Abel, pues nunca había querido para él esa satisfacción resignada y sumisa, pues solo quería para mi hermano su propia libertad ... porque el hombre mata lo que ama, el valiente mata con una espada y el cobarde mata con un beso.
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