Númerosos ejércitos se desangran, a Dios invocan, pero se persiguen con odio. Los misiles al aire anubarran el cielo y sigue un episodio tras otro de sangre y destrucción.
En un hogar zolloza una viuda que a Dios implora; una madre con sus hijos en un refugio angustiada y medio loca. Imploran de noche y de día: ¡Que esto acabe ya!
¡Sólo manda el odio, sólo Triunfa la muerte!
Las bombas son unas inauditas bocas de fuego, fauses infames.
Los misiles son peores que un volcán en erupción; el volcán es la naturaleza viviente, los misiles tiene un objeto: destruir y matar indiscriminadamente. Los otros pueblos asiste a la inerte agonía.
¡Dios es paz! Y no pone a la humanidad en discordia.
!Ilusos! Creyeron en la falsa concordia de los líderes.
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