¿Has visto el fosfóreo de las nebulosas, que trazan unas hermosas pinceladas?
¡Allí están las hermosas almas!
¿Has visto la luz de los cometas, incansables en dar al espíritu inmortalidad?
¡Allí están las hermosas almas!
¡La incomprensible aventura de nacer!
He visto las almas inquietas sobre las montañas, moverse al susurro del viento y bañarse en el rocío.
¡Oh, Magnánimo Dios! Gracias por dar sentido a esta carne mortal, esa alma mía llena de sentimientos. Aunque la tumba me haga enmudecer, tú alma mía siempre serás mi verdad. Por que el resto sólo será humo y cenizas.
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