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Novato de la literatura y de la vida...

April 20, 2017

La Diosa Bruja (Capítulo 5)

 Cuando Margareth despertó estaba sujeta de manos y piernas sobre un grueso tronco vertical, estaba pisando leña en todo su alrededor; su mirada de sorpresa, miedo y desconcierto era notoria; sentía que un líquido viscoso le bajaba en medio de sus piernas, pero no sabía que era exactamente ya que era de noche, sólo miraba algunas siluetas entre la oscuridad que mantenía antorchas en sus manos, la luz era opaca y tenebroso, nadie decía nada sólo observa - Donde estoy? Quienes son ustedes? Que quieren de mí? Gritaba Margareth con desesperación y miedo; en esos momentos recordó la pócima y el desmayo, miró al pie de ella y su sorpresa fue un bebé recién nacido muerto, todavía en posición fetal, No!! No!! Gritaba con desesperación y llantos, pensaba que había muerto por su horrible pecado y estaba en el infierno, recibiendo su justo castigo; en esos momentos un hombre con antorcha en mano, con vestimenta oscura protegía su rostro con la capucha, se acercó donde estaba Margareth sujeta; ella tuvo mucho más miedo, pensaba que era un especie de demonio sobrenatural que le venía hacer daño, pero su sorpresa fue cuando ya lo pudo visualizar con la poca luz que emanaba la antorcha, que era el inquisidor, el que la había humillado y ultrajado tanto, quien por su culpa había hecho cosas horribles a su bebé; se acercó muy cerca de ella casi susurrándole al oído: mira lo que le has hecho a nuestro hijo.. y alzando su voz para que todos los allí presentes le escucharán, decía: no cabe dudas que eres una bruja!! sólo un ser como tú puede ser cosas horribles y despreciables para tener agradado a tu amo Satanás!!! Quien te recompensa con poderes sobrenaturales para que sigas haciendo más daño a nosotros, los hijos e hijas de Dios; yo te condeno a Muerte! Con el poder que me otorga la Santa Sede, por practicar la hechicería, herejía, intento de asesinar a una menor de edad, y lo más horrendo, asesinar a tu propio bebé como ofrenda para tu dios Lucifer, quemar está Bruja ya!!! gritaba el inquisidor, los oficiales allí presentes se acercaron donde Margareth, ella gritaba implorando piedad, no quería morir de esa forma tan cruel e inhumana, prefería morir con una lanza incrustada en su corazón, pero no de esa forma. Pero todos los allí presentes se hicieron de oídos sordos, los presentes que eran muchos, estaban para ser testigo de una horrible muerte, otros por morbo les exitaba ver sufrir a otras personas que no fueran ellos; los guardias prendieron fuego a la leña donde se encontraba de píe Margareth, ella gritaba: No! No! Por favor!! Pero sus plegarias eran en vano, la leña prendió a toda prisa y las llamas alcanzaron arriba del pequeño cuerpo de Margareth, sin piedad devoraba todo lo que se le ponía a su paso; ella al sentir que el fuego le quedaba su piel, daba gritos espeluznantes, jamás en su vida había gritado así, sentía que hasta su alma se fundía con el fuego, nunca había sentido tan dolor y de lo que eran capaces los  seres humanos de hacer por tomar el control y el poder de todos los seres humanos; Margareth luchaba por respirar, no quería rendirse​ ante la vida pero todo era en vano, de un momento a otro ya no sentía dolor, se había rendido en una lucha desigual, sólo sentía como su vida se fundía con el fuego y murió así, sin sentido alguno. Una gran tempestad se cernió allí en ese lugar injusto y cruel, las estrellas dejaron de brillar al igual que la luna; todos los de allí presente lo notaron y sintieron miedo, el inquisidor gritaba: se los dije, era una bruja!! Miren su poder!! Pero no tengan miedo, nuestro Dios está con nosotros y es más poderoso!!
 Entre las malezas brillaban docenas de ojos incandescentes al rededor de ellos, de esas miradas crueles salían rugidos de animales embravecidos, hambrientos por carne; todos salieron corriendo enloquecidos presa del pánico, los animales hambrientos salieron de entre las malezas, corriendo a toda velocidad en busca de sus presas; eran perros salvajes Africanos, tres veces más grandes que los normales; ellos nunca había visto esos animales, para ellos eran unos verdaderos demonios; pero Hécate los había mandado allí desde el Inframundo para que los devoraran a todos ellos; sus piernas no daban para ir más rápido, los animales los devoraban uno a uno sin misericordia; los perros salvajes no mataban sus presas como lo hacen otros animales de caza, esos los devoraban cortando sus extremidades y rasgando su piel, aún con vida eran devorados hasta que sucumbía del dolor o era devorado algún órgano interno de vital importancia para vivir. 
 El inquisidor había escapado no sabía como, iba corriendo entre la selva, un perro salvaje venía detrás de él a toda velocidad para darle alcance, pero adelante de él salió una figura de una enorme mujer entre los árboles, con túnica negra hasta sus pies y capucha cubría su cabeza, el inquisidor se detuvo en seco, el perro salvaje al ver a Hécate también paró y dió un chillido y salió corriendo en sentido contrario; Hécate llegó donde estaba el inquisidor sentado sobre el suelo, preso de miedo y con la boca abierta mirando esa gran mujer, que ningún hombre mortal tenía esa gran altura - Quien eres? Que quieres de mí? Preguntó el inquisidor muerto de miedo, mirando los ojos completamente negro de la gran diosa Hécate, jamás había visto una mujer como ella, mística, poderosa, extraña, exótica pero a la vez bella - tuve que venir desde el panteón de los dioses, por asuntos mortales y eso me enfurece, por alimañas como tú que no merecedor esta vida, respondió Hécate - el inquisidor sacó su collar donde tenía un crucifijo y lo puso enfrente de Hécate; tú eres el maligno, pero por el poder de Dios  te ordeno que te vayas donde tú eres, el inquisidor decía todo eso a Hécate temblando su mano donde tenía el crucifijo - Creés que también a mí, la gran Hécate, me confundirá con tus deidades? Hécate tomó rápidamente con su mano el brazo del inquisidor donde tenía el crucifijo sin que él tuviera la oportunidad de darse cuenta y rápidamente todo su brazo prendió en fuego y todo su cuerpo a la misma vez, el inquisidor gritaba de tanto dolor y se levantó del suelo como un antorcha en llamas, daba gritos espeluznantes y no podía ver nada porque el fuego había consumido sus ojos también, hasta que cayó de nuevo al suelo como una pequeña bola de fuego... El lugar se convirtió en algo surreal y entre el bosque salía volando una bruja con su escoba....

Cuerpo Y Espíritu

  Si eres de las personas que crees estamos hecho de una forma dualista, ósea que tenemos un alma, este tema te podría interesar. Como muchos sabemos que nuestro espíritu esta condicionado al cuerpo humano, por lo tanto es importante y fundamental siempre cuidar nuestro cuerpo humano, es fundamental para que nuestro espíritu se pueda desarrollar de una manera óptima.
  Quiero aclarar algo sobre el espíritu y el alma; en este tema si buscas por la web encontrarás muchos escritos religiosos que hablan sobre este tema, poniendo entre dicho lo que es espíritu y alma, lógicamente basado en la biblia cristiana; mí opinión personal no pueden existir dos entidades espirituales en una sola persona, ellos confunden el alma con el carácter que se desarrolla conforme a las experiencias vividas y adquiridas en forma innata; sólo son juegos de palabras que cada lenguajes tiene, por ejemplo: pez y pescado, es lo mismo nada más se le llama cuando está fuera del agua (pescado) y adentro del agua (pez) ; cabellera y pelos, cuando está en tú cabeza es cabellera y cuando está cortado pelos; en inglés: pig es cerdo, cuando aún está con vida y pork es cerdo también, cuando está muerto y lo compras en el supermercado, etc. El Alma cuando tiene un cuerpo humano y espíritu cuando ya no lo tiene; yo uso ambos términos porque para mí es el mismo ser espiritual.
 Pero lo importante es saber que nuestra alma tiene el cuerpo humano para desarrollarse a plenitud, si no nuestra alma vivirá en un caos, por ejemplo: si llevas dos días sin comer y tú cuerpo está fatigado, jamás pensarás con claridad, tú mente te engañara una y otra vez por la fatiga y el hambre, tú alma se estremecerá; el estrés también es gran problema moderno que no te dejará pensar con claridad y algunos lo llevan hasta suicidarse, hechando a perder tú espíritu; el insomnio te llevará a la fatiga mental y corporal, también no dejará pensar con claridad; la ira, el enojo o cólera, como lo quieras llamar también es una fatiga mental, por eso es muy importante no tomar ninguna acción cuando estás enojado porque no puedes razonar con claridad; el miedo al extremo también no te dejará pensar con claridad, por eso es muy importante que te tranquilíces antes de tomar cualquier acción; las drogas ilícita como lícitas nunca podrás pensar con claridad; las enfermedades físicas es un colapso a tú espíritu, etcétera. Todo eso conlleva a que tú alma no se pueda desarrollar a plenitud, por ejemplo: cuando has sufrido una enfermedad grave y al fin te has recuperado, sentirás regosijo en tú alma; cuando has eliminado el estrés, sentirás regosijo en tú alma; cuando el enojo o el odio a pasado, sentirás regosijo en tú alma, etcétera. Sólo las experiencias buenas o positivas será el único camino para que tú espíritu se desarrolle. Por eso siempre digo que todos sin excepción estamos aquí viviendo esta vida para que nuestras almas evolucionen, porque nuestro cuerpo humano sirve para eso, para la transición a otra dimensión más plena, donde ya no estaremos condicionados a un cuerpo humano; recuerda que nadie está en ese punto de evolución espiritual, todos estamos aquí con un sólo propósito, vivir nuestras vidas para aprender y experimentar nuestra emociones cualquier que sea, porque de eso se trata nuestra evolución espiritual, todo en esta vida tiene un propósito y fin; por eso nunca dejes que otros vivan tú vida, vívela tu porque el camino es personal.

April 18, 2017

La Diosa Bruja (Capítulo 4)

  Margareth se daba golpes en su vientre, con llantos en sus ojos y quebrantada su voz maldecía al inquisidor, estaba embarazada de ese pervertido, no se lo podía creer después de tanta humillación y ultrajes, hoy iba a tener un hijo de su peor verdugo; se limpiaba sus lágrimas con el dorso de su mano, ella siempre quiso tener un hijo pero no de esa manera, no podría soportar la idea de ver a su bebé en sus brazos producto de una violación tan atroz; psicológicamente Margareth estaba destrozada por lo que había vivido en ese calabozo, sentía que su vida ya no valía nada, por encima de todo su reputación como mujer se había ido al demonio ante la sociedad que no tenía ningún reparo en acusarla de bruja y ramera. Estaba sola en su casa, sentada en su única silla y su única mesa, miraba el frasco donde había hecho una pócima abortiva, llorando inconsolable venía a su mente el bebé que llevaba en su vientre, se acariciaba con sus manos el lugar exacto donde estaba su bebé, ella sabía que no era su culpa haber nacido así de esa manera, pero también pensaba que el bebé sólo sería un amargo recordatorio del Infierno que tuvo que vivir sin que ella fuera culpable de todo eso, maldecía una y otra vez al inquisidor, miraba la pócima; de un momento a otro recordó a su abuela que había viajado por el mundo, le hablaba de los primeros dioses Titanes, en especial a Hécate y su gran templo en Lagina, que le explicaba que era una diosa buena, poderosa, enérgica y sobre todo piadosa; le aconsejó que cuando tuviera problemas graves era a ella que dirigirse todas sus plegarias, púes ella sabía escuchar y no desamparaba a nadie, siempre que fuera de su agrado, si tienes enemigos también les daba su merecido por hacerte sufrir. Margareth se alzó la vista todavía con llantos en sus ojos y sus plegarias fueron: Oh gran diosa Hécate, por mí abuela he escuchado de tú enorme poder y grandeza, yo sé que mí vida es insignificante ahora a la par de tú esbelta magnificencia, pero te imploro tú intervención para que ayudes a esta pobre mortal, que como ante todo es mujer, no tengo a nadie a quien acudir, me han dejado sola, desprotegida por injurias hacia mi persona, he sido víctima de actos salvajes e inhumanos que no he tenido la culpa de nada de lo que se me acusa, y mis enemigos me han hecho cosas horrendas, han hecho con mi cuerpo lo que les dió la gana de hacer sin motivo alguno, a tí bella diosa socorrerme ahora en estos momentos de incertidumbre y zozobra, porque sólo tengo a ti ahora, mi poderosa Hécate.... Margareth sin pensarlo más, tomó la pócima llevándola a sus delicados labios, bebiendo hasta no dejar nada de ese brebaje mortal; sintió que su vientre prendía en llamas, tosió con fuerza y quiso vomitar pero no puedo, el veneno estaba haciendo su trabajo...
  Panteón de los dioses..... La gran diosa Hécate estaba mirando como se desarrollaba la gran batalla a la que ella había favorecido a un grandioso guerrero, observaba desde el ojo del Universo que es el centro de los mundos paralelos; cuando escuchó que un mortal mencionaba su nombre, implorando por ayuda desde el más allá; en esos instantes se le acercó Zeus, miraba a la diosa Hécate muy atenta - sucede algo, Hécate? Creo que sí, un alma inocente implora por mí intervención, respondía la diosa Hécate; de inmediato movió sus dedos hacía el firmamento oscuro y lleno de estrellas, se abrió un portal en el mundo de los mortales, miró a Margareth desmayada con un frasco a la par de ella sobre el piso; los ojos de la diosa se hicieron oscuro como la noche y en fracciones de segundo miró toda la vida de esa mujer desde su gestación, que imploraba por su ayuda - es una buena mujer que le a sucedido cosas malas, Zeus - pues tu decides diosa Hécate, estoy cansado de los malos mortales que se atreven a inculcar otras deidades para dominar y adquirir poder sobre ellos mismos, hoy se atreven hasta asesinar aquellos que no les creen; recuerda gran diosa Hécate, tú eres la diosa de la hechicería, La Reina de los Fantasmas....

April 17, 2017

El Monólogo de Batman

  ¿Quien nunca a tenido un mal día? ¡Nadie!  ¿Quien después de uno de esos días a entrado a una tienda de tacos y a pedido su respectivo refresco de Jamaica?  ¡Púes todos! Son de esos días que te arrepientes haberte levantado de tú cama y hayas decidido hacer lo cotidiano; si eres un superhéroe salvar vidas es lo cotidiano; pero lo peor es cuando ese día en especial hayas decidido sin pensarlo mucho hacer una locura ¡Si, Una Locura! una locura que tal vez te arrepientes haberlo hecho pero en esos momentos eres un polvorín, un motivo insignificante necesitas para estallar y echar todo a perder, pero en esos momentos no era tan insignificante, era la gota de agua que faltaba para derramar el vaso. Los casos o motivaciones pueden ser diversos: de tú trabajo, familia, amistades y hasta el fiasco de alguna relación amorosa... Pero hablando de amores, ¿A caso toda mi vida de superheroes mis relaciones amorosas terminarán en un fiasco rotundo?  A veces  quisiera ser el agente secreto James Bond, al menos él tiene romances espectaculares, aunque después terminé como yo, ¡sólo! Pero feliz de haber seducido a tantas mujeres hermosas ¡Ah! - Pero: ¿Por que son tan bellas las mujeres y a la vez tan peligrosas? Es como tú veneno y tú antídoto a la vez; no sabes si eres cazador o la presa. ¿Y que de entenderlas?  ¡Jamás! Es como quieras entender el principio de todo, jamás lo comprenderás. Sus delicadas y bellas manos junto con sus caricias, hacen que cualquier alma inquieta se apacigüe; su aroma de mujer hace enloquecer a cualquier alma sensata; su mirada es la visión del Universo con todo y sus estrellas... ¿Quién podrá con todo eso? La vida de Superhéroe no es nada fácil, más aún cuando lo conjugas con ese ser tan maravilloso del Universo llamada, La Mujer.

April 14, 2017

La Diosa Bruja (Capítulo 3)

  Margareth se encontraba en las mazmorras de los inquisidores, un lugar húmedo, frío, oscuro y pestilente; estaba sentada con sus rodillas flexionadas contra su pecho, lloraba para sus adentros; en su mente inocente le llegaba todo tipos de preguntas, pero las más frecuentes: por que yo? Que había hecho para merecer tanta humillación e injusticia? Acaso hoy era pecado curarse con hierbas? Por que me acusan de bruja? Si sólo soy una curandera como hay cientos de miles en los pueblos... En esos instantes se oyeron unos pasos de hombres fornidos que venían es su dirección, los miró con antorchas en sus manos alumbrado todo a sus pasos, en medio de ellos venía un hombre que al parecer por su vestimenta era el jefe de todos ellos, la máxima autoridad del momento. Uno de los hombres abrió el cerrojo de la puerta con una de sus llaves, entrando a la mazmorra donde estaba Margareth, ella sitio pánico de muerte; entraron primero los soldados con sus afiliados espadas, detrás de ellos venía el gran inquisidor; levántate bruja! estás en presencia del gran inquisidor! Ordenaba a Margareth uno de los soldados con voz fría y de autoridad, el inquisidor levantó la mano para callar a los guardias - dejarme a sola con la bruja, ordenó el inquisidor - pero señor! Ella podría hacerle algún daño, decía uno de los guardias - obedezcan​! dejen una antorcha sobre la pared y vayan afuera, si necesito de ustedes les llamaré, ordenó el inquisidor - como usted ordene señor - los guardias salieron de la mazmorra en contra de su voluntad. Margareth no le quitaba la mirada de terror al inquisidor; él se acercó a ella - levántate bruja! de mí depende tú vida desde ahora, decía el inquisidor - Margareth se levantó con mucho miedo, bajó su cabeza ante la máxima autoridad; el inquisidor le tomó la hermosa barbilla con sus dedos suavemente para ver su hermoso rostro, ella lo esquivó con su moviendo su cabeza a un lado, el inquisidor se enfureció y le propinó una bofetada; Margareth de inmediato se acarició su mejía con su mano derecha y sus ojos se pusieron llorosos, pero el inquisidor quería más humillación, la tomó del cuerpo y le sujeto la barbilla nuevamente pero ahora con brusquedad - que no has oído bien! Que de mí depende tú vida ahora, bruja! Quieres que llame a los guardias y te saquen de aquí para quemarte en la hoguera? Tienes que hacer lo que te pida o mueres bruja del demonio! Se te acusa de brujería, casi matas a una niña con tus pócimas del demonio, le decía el inquisidor - pero yo no... - calla, bruja!! Pero hoy es tu día de suerte, siempre y cuando seas complaciente con migo - ya Margareth no ponía resistencia ante el inquisidor, lo cual él lo aprovechó; todavía la sujetaba, le rasgó el vestido dejando al descubierto sus pechos, el inquisidor se llenó de lujuria, le acariciaba con su mano los hermanos pechos de Margareth, sentía erección el inquisidor; con más brusquedad le dió vuelta al cuerpo de Margareth dejándola de espalda, le rasgó la ropa interior​ y él buscaba su pene, llevándolo hacia el recto de Margareth, la penetraba con brusquedad, ella sentía mucho dolor y gemía tomándose de la pared con sus dos manos, daba gritos ahogados cada vez que el inquisidor la penetraba, pero el inquisidor eso le daba más placer, el dominio y la humillación que hacía sentir a Margareth - no te preocupes bruja, que no terminaré aquí, decía el inquisidor con lujuria- dejó de penetrarla y la tiró con fuerza al suelo, ella asustada no sabía que hacer, el inquisidor se abalanzó sobre ella, abriendo sus piernas y la siguió penetrando con más insistencia hasta que que dió un grito ahogado el inquisidor, ya había terminado su cometido...
  Margareth salió de las mazmorras, con su vestido hecho harapos, llorando corriendo hacia su hogar o lo que quedaba de ello, iba inconsolable más humillada y ultraja que nunca...