Mi nuevo deseo, en mi corazón de mi alejarse no podía, por ser nuevo, mayor era el vuelo; mis pies sobre el suelo, hubiera presumiendo que más alto volaría. Con el tiempo crecía, a su primera voz acudìa. Sus labios entre los Lirios le implorè, ser su novio, a su prometida. Ella pensativa, ciñò; mi corazón danzò más y más; luego ella sollozó, la bayoneta clavada en mi corazón.
¡No! Me aposté en aquel rincón, triste de ver el ocaso, no hay remedio para este hospital de desilusión.
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