HÉROE: Después de aquella brava agonía ya me resigno, sereno estoy, sólo quería ser bueno y noble.
PATRIA: ¡Oh, héroe mío! ¡Agonicé con tú agonía! ¡Y con tú muerte, una parte de mí murió! De tal manera te quiero, que estar sin ti, es estar sin mi.
HÉROE: Mientras me voy diré tú bendito nombre: EL SALVADOR. Al que tanto adore y experimenté, puedo decir que nada atesore en esa vida pero ¡Lo di todo! Todo lo que pude dar: ¡Mi vida!
PATRIA: Hoy tú eres el faro de mi devoción, eres mi memoria bendita 🙏🏻 ¡Dulce y Santa Lámparita dentro de mí corazón! Luz que alumbrará las generaciones venideras.
HÉROE: Como un aroma me he difundido, como una esencia me he diluido, y después de todo, mi corona de laureles he obtenido.
PATRIA: Triste veo tú partida, pero nos enseñaste a extirpar el mal, y que los buenos somos más ¡Oh, héroe mío! ¡Cuanta falta nos harás! Noble fulgor del recuerdo, nosotros seremos tan sólo el reflejo de tú luz, y así vencerás la muerte; y verás con claridad nuestro amor.
HÉROE: ¡Adiós Patria querida! Viviré en los corazones de aquellos seres nobles y buenos. Y desde el cielo veré tús fértiles campiñas, los ríos majestuosos, tus soberbios volcanes, y tus apacibles lagos, con tus cielos de púrpuras y oro. ¡Oh, Patria! Tú historia, blasón de héroes y mártires; virtudes y anhelos, el acta que consagró la soberanía nacional, y marca la senda de la justicia y la libertad, que nos llevará hacia Dios.
NOTA: Este poema está dedicado al Comisionado: Mauricio Arriaza Chicas. Q.E.P.D.