¡Como duermes alma mía! En ti duerme la divinidad, yo soy la estatua hecha de barro. Tan solo será un dolor constante y fuerte, un choque para solidificar, y un relámpago para la deidad. No te quejes por tanto, alma mía; por el destino, porque en el interior del barro hay divinidad. Soporta, si es posible sonriendo o de valentía; la vida que es el artista va esculpiendo, el duro choque del cincel.
Que importa para ti las horas malas, si en cada momento de tus nacientes alas pone una pluma bella más; ya veras alma mía, en plena altura, y veras concluida la bella y fuerte escultura.
No comments:
Post a Comment
Note: Only a member of this blog may post a comment.