¡Buscad a dentro de ti! En el insomnio de las cosas olvidadas, en el cauces interrumpidos de tú silencio; aléjate de los charcos incapaces de guardar una nube.
Tus ojos perdidos, tú sonrisa rota o una estrella pisoteada, en esos escombros momentáneos que aparecen en las neblinas incapaces de captar tan sólo una imagen; lo digo con propiedad ¡porque yo los he visto! Los he palpado con el alma mía; ese destierro del alma con el ser; ese cortejo fúnebre de apariencia porque no existe un difunto. En todo esto, más allá de la hoja Otoñal vagabunda, en esa distancia sin nombre ni dirección ¡Afirmó! Uno de esos rincones de tú corazón, aquel rincón olvidado lleno de polvo ¡Abandona el precipicio!
Si yo pudiera vivir dentro de ti, en tus ausencias y tus débiles pensamientos, le diría a tú alma ¡Mira el cuerpo que te dotaron que tan débil es! ¿Que tanto tiempo durará el dolor de la muerte? ¿Segundos? ¿Fracciones de segundos? A caso ¿No es más osado vivir? Todos nacimos con un corazón valiente, aunque tú mente nuble el entendimiento de la vida, busca siempre tu corazón.