A ti que aún estás en el vientre, te enviaré sobre las montañas un alma buena, que no tenga fronteras, que sea sincera, que siempre sea para tú ser una canción, que sea un beso para tú corazón. Oh, mortal! Tú alma será una poesía; recibe pues mortal esa alma buena, bañada de rocío y aroma de jazmín; que llevará amistad sincera y genuina. Oh! Alma buena, serás la poesía de aquel mortal que si no fuera por ti, sería una bestia irracional. Y para aquellos que no le fue concebido un alma buena, rueguen a Dios para que les envíe un alma que bese tú corazón.
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