¡Allá van! Son como hojas sueltas de árboles que nunca dieron frutos. Allá van esas almas en pena, secas y revueltas; en confusión torbellino, sin aroma, sin destino; A merced de Aquilón, el Dios de los vientos.
Esas almas los ensueño de la vida simbolizan, nunca se purificaron ni tuvieron afán de albergar nobles sentimientos en sus corazones.
¡Almas grises y sombrías! Ya los cuerpos que albergaron, tristemente se marchitaron; que antes en armonía coexistían, eran otros tiempos, que en la bruma carmesí se desvanecieron.
Pobres almas esparcidas y alborotadas, por el viento son arrebatadas; pero la humildad les será restauradas, por las Hadas encantadas. ¡Humildísimo tributo! que da al mundo un corazón renovado.
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