Entre tu y la imagen de ti que a mi llegaba, hay un espacio al cabo del cual eres solo una memoria.
Tuvisteis tiempo suficiente de abrir la puerta sin que te vea, huir y regresar; después de haber cambiado o muerto del todo.
Tuvisteis tiempo de hacerte presente desnuda a otros ojos, y dejar con ello mi visión deshabitada; tus palabras son hondas para contener en sus ecos.
Voces precisas que escuchare en la oscuridad, hasta cuando te hayas apagado, hasta sepultar en sus silencios dichas que no posees.
Los fragmentos de ti que la sujetan, distante uno de otro, dispersos y recónditos; sin reintegrarte nunca la vida que te arranca, y solo la muerte recupera.
Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo
Ojalá que la tierra no te besen mas tus pasos, y vivir de tu viejo gobierno de difuntos y marchitas flores.