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Novato de la literatura y de la vida...

February 10, 2015

El Hombre Pájaro (Décima Novena Parte)

 
Como era de esperar, Maximiliano estaba en el centro del conflicto entre la lucha de las clases sociales, él sabía muy bien que eso tendría que pasar tarde o temprano, para Maximiliano era una lucha a muerte, sabía muy bien donde dar los golpes certeros, era como un juego de ajedrez, nunca pensó usar la represión para los más desposeídos pero el comunismo había cambiado todo el panorama, político y social, tuvo que dirigir sus ataques en dos flancos porque no se podía dar el lujo que ninguno de los dos se posesionara con el poder gubernamental; sabía también que de un momento a otro iba a estallar una guerra civil y solo él podía detenerlo, aunque era partícipe de la ola de violencia que en esos momentos se vivía, pero como decía el mismo: irónicamente para encontrar la verdadera paz y la estabilidad, hay que vencer en la guerra.
 Un día  soleado fue a visitar la zona costera donde su gobierno invertiría para un muelle artesanal, algo jamas nunca visto para los lugareños, para Maximiliano era el momento idóneo para invertir en su mismo pueblo, ya era hora que ellos mismos produjera desde su misma mano de obra, sus pensamientos era una cooperativa artesanal por medio de los trabajadores y cobrar bajos impuestos para así poder dar mantenimiento al muelle constantemente. Estaba en la zona costera con las personas encargadas para edificar ese proyecto, cuando le llegó una noticia urgente: Sr. Presidente hay una revuelta en la Capital y en la zona Occidental del país - De los Comunista? preguntó Maximiliano- es algo peor Sr. Presidente, son los Comunistas y algunos militares subordinados, dijo el informante con rostro de preocupación- Maximiliano se le llenaron los ojos de ira y venganza, con voz firme y de enfado, dijo: Ya les enseñaré a esos tipos que con Maximiliano no se juega. Regresaron en el camioneta que el había alquilado, porque Maximiliano no le gustaba usar los automóviles del gobierno, para Maximiliano era preferible pagarle a una persona particular por su modesto negocio, es como en esas pequeñas cosas se hacía mover la economía de su mismo pueblo.
 Maximiliano había llegado a salvado y desapercibido a casa Presidencial todo gracia a la camioneta alquilada, nadie se dio cuenta que allí iba el máximo encargado del poder del país; de inmediato se puso a trabajar con sus militares leales a su régimen, estaban muy bien adiestrados, con una doctrina implacable, era en ese momento que los militares eran mejores preparados tanto física como mental, la nueva doctrina militar impuesta por Maximiliano había hechos de ellos unos hombres de acero, dispuesto a todo, era muy importante porque en esos instantes la mitad de los militares se había subordinado contra el régimen de Maximiliano, que la verdad no era nada extraño, ya que la vida política en esos tiempos los golpes de Estado era algo hasta cierto punto normal; muchos guarniciones a los largo del país habían sido tomada por los subordinados y empezaban con los ataques frontales con los militares leales al régimen, por otra parte para agudizar más el clima inestables del país, mas de veinte mil campesinos había tomados las armas para enfrentarse al régimen de Maximiliano tambien, pero tenia una grave desventaja, en esos momentos no sabia a ciencia cierta quienes estaban en contra o a favor del régimen de Maximiliano, todo era un caos en las filas militares; era una leve ventaja que Maximiliano sabia muy bien como sacar ventaja, pero para ello, debería tomar medidas extremas, mandó a cerrar todas las zonas fronterizas de su país, encargada por los militares leales, se le llamó "La Encerrona" nadie iba a salir del país, era una lucha a muerte, de todo eso solo iba a salir un ganador, era el tiempo de todo o nada, empezó una guerra encarnizada en todo los rincones del país, fueron cuatro días continuos de guerra y persecución, solo existía un camino: matar para sobrevivir, no era el momento para presos políticos, se ejecutaba en le mismo instante, sin piedad ni misericordia, porque ellos mismos sabían que tampoco lo tendrían con ellos..









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