¡Adán! ¡Adán! Un beso dijo ella ¡Abrásame fuerte! me exigía ella con excitación primorosa, y era una dolorosa sacudida; la paradoja de la vida. Ella le hizo temblar el espíritu, la flor exótica floreció en sus pensamientos; él sufrió una estrepitosa caída, el más dulce dolor; y fue la herida más roja y eterna primavera.
¡Adán! ¡Adán! Cuidado con el veneno, dijo ella, una crispación flagrante, la eterna travesía del corazón. Entonces comenzó a latir el mundo, y a calentar el Sol ¡Eva Triunfante! Un hermoso enigma y llena de contemplación.