¿Donde está ese Dios que no a oído cuánta mil y mil veces lo han llamado? Cuando aquel niño que fue abandonado por su padre en aquel bosque congelado, el infante te llamaba en su inocencia una y mil veces que lo fueras arrascar, pero sucumbió al congelamiento y a tus oídos sordos.
Con gritos de dolor desesperado el náufrago que te llamaba; el niño que moría solitario de hambre, el que luchaba indefenso por su vida; la madre que moría y te imploraba una oportunidad más, porque dejaba a sus hijos pequeños en el desamparo, en la miseria y la orfandad.
¿En que lugar del mundo te has escondido? ¿Que clase de mundo has creado? Criaturas que devora a otra para seguir viviendo, Criaturas que acechan los mares, la superficie y hasta los cielos; carnívoros, venenosos e implacables ¿Tú los creastes? O ¿Fueron otros Dioses, con otras mentes? ¿Por qué te desvanece ante el auxilio?
¿¡Arriba estás!? Pues ven desde las alturas a esta contienda desigual y horrible, que todo esto dura el mismo tiempo que vivimos cada uno de nosotros triste de esta realidad.
¡Y si me juzgas oh, Dios! Por ser tan atrevido, pero soy amante de la humanidad, sensible de corazón, pero jamás resignado a las amarguras que nos toca vivir. Pero me supongo que pedir que seas un Dios para los humanos es irrelevante ante tú condición omnipotente.
Entonces: ¿Para qué este deseo de afecto profundo, y el afán de ser noble y digno? Si sólo viviremos un instante en este mundo, la vida se aísla sin amar. ¿Para qué transforma el llanto en canto; en aprender de nuestras penas, y dar nuestros consuelos? ¿Para qué la bondad y la humildad si provoca abusos? O aquel corazón que se hace pesado de tanto cariño, porque el esfuerzo de amar rompe las del anhelo.
Todas las flores no hacen jardín en este suelo, y todas las estrellas pueden con la noche.¿Para qué alma mía seguir en este empeño? El Dios que creamos se pierde en el camino de los humanos, se fue a descansar en el lago de los sueños.