About Me: I was born in the most beautiful place in the Universe "Planet Earth" I love Literature in

My photo
Novato de la literatura y de la vida...

May 24, 2017

El Purgatorio (Capítulo 6)

   Emilio sentía que no encajaba en ese pueblo fantasma, así que decidió salir de allí, pero a dónde iría? Era la pregunta que se hacía una y otra vez; no sabía dónde estaba, la única civilización sí se pudiera llamar de esa manera, que conocía era ese pueblo, después de eso no había nada más, pero era un riesgo que Emilio tenía que tomar si quería salir de ese lugar. Emilio estaba exactamente en el centro de ese pueblo, era una encrucijada que camino tomar, como en ocasiones pasa en la vida que tienes que tomar un camino al azar y conforme vas caminando el camino que elegiste, te vas dando cuenta si era el indicado o no; pero también en ocasiones cuando te das cuenta que no era el camino correcto, puedes regresar, en ocasiones no hay retorno tan sólo arrepentimiento, porque hay un precio que pagar; ese era el temor de Emilio, pero no teniendo más opción tomó el camino del Oeste. Sus pasos no eran seguros como cuando estaba activo en la policía, la soledad, confusión y lo inexplicable había hecho meollo en la perspectiva que tenía Emilio de la vida, sobre todo el servicio hacia los demás.
 Pensativo todavía Emilio sobre su nueva realidad no dejaba de inquietarse que sería de su futuro; sentía hambre y sed, recordando que hace muchas horas no había ingerido nada; cuando Emilio se dió cuenta que ya estaba afuera del pueblo, miró hacia atrás y no había nada, sólo desolación y Paz. Iba en busca de alimentos pero no había nada ni un solo insecto tan sólo vegetación, a lo lejos divisó unas palmas enanas, sabía que sus tallos eran un manjar cuando el hambre apremiaba; dirigiéndose allí noto el sol se iba ocultando por el horizonte, se apresuró a paso ligero para comer algo y hacer un refugio improvisado; llegando a las palmas arrancaba sus tallos con rapidez así mismo los ingería hasta saciarse; se dirigió más a lo profundo de la maleza para conseguir algo para cobijarse de la noche, caminando entre la espesa maleza miró un enorme castillo, alrededor unos murciélagos
grandes haciendo de centinelas, pensó en la leyenda del conde Drácula y se rió de sí mismo, sabía que todos esos monstruos era del mercado lucrativo de las películas de terror; se apresuró al castillo, tal vez allí había alguien que le pudiera ayudar o al menos dar refugio para esa noche; sobre el camino hacia el castillo ya estando un poco cerca, dentro de la oscuridad misma salió una figura de un guerrero medieval, como sí hubiera abierto un portal de la nada; Emilio sentía miedo y más aún sí era algo de lo desconocido, pero tomando valor siguió el paso hasta que estuvo lo bastante cerca de ese sujeto, se dió cuenta que era templario, su primera impresión fué que quizás alguien le estaba jugando una mala broma - detente allí, no sigas más, eres cristiano? Preguntó el templario - Emilio se impactó con esa pregunta, jamás le habían hecho una pregunta de esa naturaleza; Emilio se daba cuenta que ese guerrero irradiaba luz propia, algo visto por el en las películas de ciencia ficción - no soy cristiano, respondió Emilio - Eres musulmán? Preguntó el templario - tan poco, para ser sincero no soy de ninguna denominación religiosa, respondió Emilio - entonces eres hereje? Preguntó el templario muy disgustado - no soy hereje, digamos que soy un hombre espiritual, creo en Dios pero no pertenezco a ninguna religión, respondió Emilio - Que extraño, nadie puede creer en Dios sino perteneces a ninguna religión, pero dime: Cuál es tú nombre? - Emilio, y tú? - soy Gerard de Ridefort, del año de nuestro señor, pertenezco a la orden del temple; y dime para dónde te diriges? - para ser sincero Ridefort no tengo ni idea dónde voy, estoy perdido en este lugar tan extraño, respondió Emilio - sabes algo Emilio, aunque somos muy diferentes por lo de Dios y las religiones, pero tenemos​ algo en común, es que yo también no tengo idea dónde estoy, no se como vine a parar aquí, me siento como prisionero sin cadenas, prisionero sin estar en una mazmorra, condenado sin haberte juzgado; pero de algo estoy seguro, el peor defecto del ser humano es la traición, es tan decepcionante cuando pones toda tu confianza en alguien y cuando le das la espalda te la apuñala una y otra vez, como si desde siempre fuera tú peor enemigo; se los decía muchas veces que nuestros enemigos religiosos tenían que ser eliminados de la faz de la tierra, porque las futuras generaciones iban hacer sacrificadas, tanto inocentes muertos y seguiría de la misma forma si se les dejará vivir, porque miré su podredumbre en las cruzadas, no tienen piedad para nadie, se alimentan de sangre y llantos de inocentes, son como lobos, sus​ apetitos por asesinar son insaciables, su Dios sólo es una simple justificación para soltar el jinete apocalíptico de la guerra y la barbarie; pero aquellos por quien juré fidelidad y luchar por sus intereses religiosos se volvieron celosos de nuestra orden templaria, lo peor fue que iba tomando poder por su enorme reputación, "Poder" Ja! Algo imperdonable para aquellos que lo tienen y piensan que se lo están arrebatando, triste final... Emilio quedó pensativo de todo lo dicho por el templario, hoy estaba seguro que todos los que habitaban ese extraño lugar eran almas en penas, y dijo: es hora de partir Sir Ridefort, no perteneces aquí al igual que a mí, sólo nos vemos atrapado por algo inexplicable, cada quien hace su mejor esfuerzo por mejorar y proteger, aunque uno piense que no es suficiente pero has dado lo mejor de tí, que no muchas personas tienen el valor ni la convicción de hacerlo, aunque hemos cometido errores que algunas veces lo lamentamos, pero que más podemos hacer? Así es el ser humano, sólo nos queda seguir luchando e ir mejorando nuestra condición humana, honor para los hombres nobles!! Sir Ridefort soltó su enorme espada, cayendo sobre el suelo quedando tan sólo con su enorme escudo; quitándose su casco protector de su cabeza se podía apreciar un hombre maduro de cuarenta años, mirada indomable, expresión carente de miedo y temple de acero - adiós Emilio y buena suerte - decía Sir Ridefort con una sonrisa en su rostro, su aura se prendió como fuego y desapareció de ese lugar; Emilio le hacia la reverencia de rigor, como lo merecía un caballero de honor...

No comments:

Post a Comment

Note: Only a member of this blog may post a comment.